EL VOTO: ÍCONO DE IDENTIDAD DEL FOLCLORE CHACHAPOYANO Y AMAZONENSE

01.03.2009 00:00

 

A ñ o r a n z a

 

EL VOTO: ÍCONO DE IDENTIDAD DEL FOLCLORE  CHACHAPOYANO Y

                           AMAZONENSE               

Texto e ilustraciones: Alejandro Valdez Linares

 

La banda de músicos ya entona una alegre diana y la gente pregunta: ¿Quién lo sacó?,…¿Quién se lo lleva?...rápidamente se despeja el misterio, porque asoma una cabeza coronada de pétalos de flores, perteneciente al nuevo mayordomo, que ya sostiene un apetitoso vaso de guarapo, brindando porque es él quien se lleva “el voto”, para devolverlo el próximo año.

 

“El VOTO”, es ofrenda, tributo, forma de veneración que se brinda para honrar a un Santo ó Virgen en su aniversario patronal. Consiste en un conjunto de productos de la madre tierra, conformado por animales, vegetales y otros comestibles, que se colocan en mesas cuidadosamente vestidas con límpidos manteles, donde la protagonista es LA JARRA. Esta, aparece verticalmente sosteniendo un armazón de carrizo en forma ovoidal, colocándose artísticamente en ella, aves y cuyes precocidos y aderezados convenientemente. Destaca en forma protagónica el gallo, luego las gallinas y cuyes, adornados e hincados con huevos cocidos y sin cáscara; también bombones, chupetes y maníes crudos que se adhieren con mondadientes. En los picos de las aves se colocan coloridos ajíes o algunas veces billetes. Toma el nombre de “jarra” porque hace tiempo se utilizaba una jarra de fierro enlozado, llena de arena para sostener el bastón con el armazón del voto. Posteriormente esto se cambió por un enorme zapallo maduro de grandes dimensiones.

 

En la misma mesa de la jarra va EL PAN DE VOTO, un pan muy especial, que ha sido elaborado magistralmente con ese fin, caracterizándose por su excelente sabor y con diferentes formas y tamaños. En este conjunto de panes sobresale la “señarosca”, corona grande y gorda, de forma circular y con profusión de adornos; luego las guaguas o muñecas de pan, los toros y otras figuras especiales, también adornadas con bombones y chupetes, para completar la mesa tradicional.

Particularmente, para mí, el pan de voto tiene un significado especial: “Cuando yo era un niño de corta edad, mi madre, quien era panadera, me proporcionaba una bola de masa para jugar y no molestar, masa de pan que superaba con creces a la plastilina de hoy. Pronto traté de imitar a las figuras que hacían con el pan, pero con la gran diferencia que mis figuras eran más hermosas por los adornos que colocaba, lo que después me dio oportunidad para que sea quien se encargara de adornar las figuras; por ejemplo, a la señarosca le ponía rosas, espinas y adornos, las muñecas o guaguas aparecían con grandes trenzas y lazos, con sus blusas bordadas y sus faldas con muchas blondas y grecas. Los toros, enlazados con sogas trenzadas, y con sus respectivas marcas, en las que no faltaban mis iniciales. Inmediatamente me gané un lugar en el proceso de elaboración, para que ataviado de fino cuchillo, tijeras y esteques adornara las figuras del pan de voto…Mi madre, sin saberlo, tempranamente alentó mi vocación artística, brindando soltura a mis manos, dando vuelo a mi imaginación y quizás intuyendo que el Arte, iba ser para mí una pasión y una forma de vida”.

 

Luego la MESA CON FRUTAS y variados vegetales, que se distribuyen primorosamente, tomando como centro una gran piña y a su alrededor, como resguardándola, manillas de plátanos de seda o isleños, limones dulces, limas, duraznos, naranjas, manzanas, pitajayas, papayas, mangos, nogales, purpures, zapotes y verdes paltas. En pequeñas canastas se presentan las ocas y las mashuas, también se incorporan cushes, y en fuentes, aparecen el dulce de chiclayo, el de higos o el de frejol y el infaltable plato de purtumute, para darle prestancia, colorido y abundancia. Y en una esquina, la botella de aguardiente que sostiene un ramito de flores el cual servirá para coronar al futuro mayordomo, quien se llevará el voto con anuncio de alegre diana. Y en otro extremo,  destaca el cántaro de guarapo o de chicha de jora, que regará la garganta de los invitados y visitantes.

Algunas veces, para completar el voto, en las patas de la mesa se atan aves vivas de corral y en ciertos casos un carnero o un pequeño cerdo.

 

LAS CAÑAS: En un primer plano, destacan largas cañas de azúcar, amarradas diagonalmente y en equilibrio, formando un trípode, con sus penachos de hojas lanceoladas y verdes, de cuyo entrecruce pende un gran racimo de plátanos o de yucas, con profusión de frutos.

      

EL RITUAL: Es precedido por una solemne misa, con el santo patrono ó patrona, a la que asisten los invitados, para después regresar a la casa del mayordomo, donde serán atendidos amablemente y en la que ya espera  el voto con “la jarra” que se ha armado prolijamente y con todos los elementos colectados que conformarán la ofrenda.

Luego la banda empieza a interpretar salerosas marineras dando alegría a la fiesta. Después de este saludo los convidados ayudarán a trasladar todos los elementos del voto, formando un alegre pasacalle con mucha emoción y algarabía, hasta llegar al atrio o frontis de la iglesia donde se armarán primorosamente las mesas para su presentación definitiva. Allí, los invitados y visitantes beben y bailan jubilosamente, a los sones de la banda de músicos, culminando el ritual cuando el nuevo mayordomo se lleva el voto, con inventario, para devolverlo igual o mejor el próximo año.

             

                De no presentarse ninguna persona como mayordomo, o no haber logrado convencer a nadie, se procede a “la derrama”, que consiste en distribuir las piezas entre los invitados, con un listado respectivo, para que ayuden a devolverlo el próximo año o en su defecto, ser llevado por el mismo mayordomo.

 

Quién no recuerda los famosos votos de las fiestas religiosas en Chachapoyas. Los votos de la Santísima Cruz en Tushpuna, Tingopampa y Santo Domingo. Los votos de Todos Los Santos y Difuntos en el frontis del viejo cementerio; los votos de la Mama Nate, de la Mama Asunta, de Belén, Burgos y San Lázaro, cuyas visitas eran obligatorias para formar parte de la fiesta. Algunas familias también tenían sus imágenes celebrando sus fiestas con sus propios votos.

 

Hoy en día esta típica costumbre está cobrando nueva importancia, tratando de preservar la tradición e impulsar el turismo. Por ejemplo, las promociones sucesivas del emblemático Colegio San Juan de Libertad y del Colegio Virgen de Asunta, al celebrar sus Bodas de Plata presentan un gran y extraordinario voto que va en provecho de la misma promoción o del Asilo de Ancianos de la ciudad o de otra entidad.

Acá en Lima y en todas las ciudades en las que hay colonias de chachapoyanos y amazonenses, celebran sus fiestas religiosas incluyendo al voto. Ya son conocidos los votos de la Virgen Asunta de Chorrillos y Los Olivos y particularmente el voto del Grupo Sachapuyos y el de la familia Noriega Oyarce. Y muchos otros que llevan este sentir.

 

EL VOTO, acaso único en el Perú,

tiene su encanto,

porque:

es expectativa y curiosidad,

es emoción y sentimiento,

es asistir y compartir,

es brindar y venerar,

es amistad y hermandad,

en fin:

es nuestra costumbre,

ÍCONO de IDENTIDAD.

 

Lima, octubre del 2008                                 

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